Cada mañana, LinkedIn se llena de publicaciones que comparten un mismo sentimiento: “Estoy buscando una nueva oportunidad”. Personas con trayectorias sólidas, ideas valiosas y mucha energía disponible, esperando encajar en una vacante. Y no es que falte talento. Talento sobra. Lo que muchas veces falta es una estructura que lo aproveche.
Entonces, la pregunta aparece con fuerza:
¿Y si, en lugar de esperar a que nos llamen, nos organizamos para crear algo propio?
El talento está ahí. Falta conectarlo
Imaginen por un momento todo lo que podría surgir si quienes están en la misma situación -buscando empleo, reinventándose, explorando opciones- decidieran encontrarse no solo para compartir currículums, sino para compartir ideas.
¿Qué pasaría si creáramos espacios de networking entre desempleados, pero con enfoque creativo? No para competir por una oportunidad, sino para identificar habilidades complementarias, generar proyectos, pensar en soluciones o servicios que aún no existen, o que podrían hacerse mejor.
Y si de ahí surgieran asociaciones temporales, startups o estudios colaborativos… ¿cuánto valor se está perdiendo por no haberse dado esa conversación?
De la búsqueda pasiva a la acción colectiva
No todos están listos para emprender, y eso está bien. Pero muchos sí están listos para colaborar. Y tal vez eso sea suficiente. Crear un modelo de trabajo basado en alianzas, donde alguien pone la idea, otro la operación, otro la gestión, y otro la estrategia comercial. Ya no se trata de tener “la gran idea” , sino de encontrar con quién desarrollarla.
Incluso los headhunters podrían jugar otro rol en este escenario. Más que buscar talento para llenar vacantes, podrían ser catalizadores de equipos de alto potencial. Gente que quizás no encaje en ninguna empresa tradicional, pero que juntos podrían construir una nueva.
Inversores buscando iniciativas
Hoy existen fondos de inversión, aceleradoras y hasta venture builders que no solo invierten en ideas, sino en personas. Pero para eso, hay que dar el paso: salir de la búsqueda individual y entrar en la conversación colectiva. Si un grupo de profesionales con experiencia se une con una propuesta estructurada, hay muchas probabilidades de que un inversor escuche.
A veces, no hace falta tener todo resuelto. Hace falta tener la convicción, el equipo y la propuesta de valor clara. Lo demás se puede construir.
Las oportunidades están en el aire, solo hay que hacerse visible. Siento que hoy en día, las redes sociales y en especial LinkedIn, están saturadas de información donde nos perdemos, nos volvemos invisibles. Es donde me surge la idea de conectar tanto talento para que no se desperdicie. La vida es muy corta.
Manos a la obra
¿Y si usamos las mismas plataformas donde buscamos empleo para convocar un espacio diferente?
Un espacio donde podamos decir: “Esto sé hacer. Esto me apasiona. ¿Quién más está pensando en crear algo?”
La sinergia nace cuando dejamos de vernos como competidores y empezamos a vernos como aliados.
Quizás el próximo proyecto relevante no esté en una vacante publicada, sino en una conversación que aún no ha comenzado.
Reflexión final
Muchos de nosotros venimos del mundo de la obra: sabemos lo que es planear, coordinar y construir desde cero . Tal vez es hora de aplicar eso mismo a nuestras carreras. Buscar trabajo es necesario. Pero también lo es dejar espacio para imaginar qué podríamos construir si nos uniéramos.
Y si en vez de buscar empleo, nos unimos para crear algo propio… ¿te sumarías?

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