IPD: El modelo de colaboración que podría transformar la construcción en Latinoamérica

En la construcción tradicional, cada actor llega a la obra con sus propios intereses: el cliente quiere reducir costos, el diseñador busca cumplir con sus ideas, y el constructor intenta controlar los riesgos. ¿El resultado? Planos incompletos, sobrecostos, conflictos y pérdida de tiempo. Pero, ¿y si todos trabajaran como un solo equipo desde el inicio, compartiendo riesgos, decisiones y recompensas?

Eso es exactamente lo que propone el modelo Integrated Project Delivery (IPD) o Entrega Integrada de Proyectos.

Este modelo, ampliamente aplicado en países como Estados Unidos y Canadá, aún es poco conocido en Latinoamérica. Pero tiene un enorme potencial para transformar nuestra forma de planear, diseñar y construir.

¿Qué es IPD y cómo funciona?

IPD es una metodología que integra al cliente, diseñadores, constructores y consultores clave desde las primeras fases del proyecto, bajo un contrato colaborativo.

A diferencia del modelo tradicional, donde cada actor trabaja por separado, en IPD todos forman un equipo único y comprometido con un mismo objetivo: entregar el mejor proyecto posible, optimizado en tiempo, costo y calidad.

Algunas características clave del IPD:

  • Contrato tripartito: Cliente, diseñador y constructor firman un solo contrato con metas compartidas.
  • Riesgos y beneficios compartidos: Si el proyecto ahorra, todos ganan. Si se sobrepasa, todos asumen.
  • Diseño colaborativo: Las decisiones se toman con visión global desde el inicio (no en forma aislada).
  • Transparencia de costos: El cliente conoce los costos reales, sin márgenes ocultos.

¿Y si no hay planos, cómo se calcula el costo?

Una de las dudas más frecuentes sobre IPD es: “¿cómo se fija un precio si aún no hay planos?” La respuesta es simple: no se fija un precio cerrado desde el inicio, sino un presupuesto objetivo acordado en conjunto. A través de estimaciones progresivas y diseño colaborativo, se define un “target cost” transparente y consensuado, que guía todo el proceso.

Este enfoque permite tomar mejores decisiones de diseño con base en costos reales, reduciendo retrabajos y cambios tardíos.

¿Por qué podría funcionar en Latinoamérica?

Aunque el IPD implica un cambio cultural importante, muchos de los problemas que enfrenta la industria en nuestra región (fragmentación, conflictos, baja productividad) podrían mitigarse con esta metodología. Además:

  • Permite formar alianzas estratégicas entre firmas locales.
  • Reduce litigios y tiempos muertos.
  • Genera confianza entre las partes.
  • Hace visible el valor del trabajo profesional, no solo el precio más bajo.

En Costa Rica y México, por ejemplo, el modelo puede adaptarse legalmente con figuras existentes (como consorcios o contratos marco), y ya hay experiencias exitosas de colaboración temprana, aunque no formalmente llamadas “IPD”.

¿Y el rol del Project Manager?

En este modelo, el Project Manager deja de ser un controlador de cronogramas para convertirse en un líder facilitador que promueve consenso, gestiona la colaboración, y representa los intereses del cliente de forma estratégica. Es un cambio profundo de mentalidad, pero también una gran oportunidad para agregar valor real.

¿Estamos listos para IPD?

Como profesional con más de 25 años en gestión de proyectos, creo que sí. Quizás no para implementarlo de forma masiva, pero sí para empezar a promoverlo en proyectos piloto, con clientes visionarios y equipos comprometidos con hacer las cosas de otra manera.

En TAJ Consulting, ya estamos desarrollando propuestas de valor para acompañar a nuestros clientes en este camino. Porque creemos que la construcción del futuro no será más fragmentada, sino más colaborativa.

¿Te interesa saber más sobre cómo implementar un proyecto IPD en tu empresa?

Te invito a escribirme y seguir explorando esta nueva forma de construir.


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